Page 121 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


               —¿Puedo hacer la primera?


               El Vikingo afirmó con la cabeza, y después se acostó

            al lado de las ruedas del carro, dejando el plateado rifle


            a su lado. Sergio se quedó solo, bajo la noche estrellada,

            con  la  caja  de  alarma  a  su  lado.  Se  sentía  un  poco

            ridículo allí, sentado cerca de la moribunda hoguera,


            en la gigante oscuridad de la noche, dependiendo de

            un aparato electrónico, grande como una cajetilla de

            cigarrillos...  Miró  hacia  las  montañas,  sombras


            proyectadas hacia el infinito, enormes masas de donde

            continuaba surgiendo un hálito de miedo... Después,

            sin saber por qué, en un impulso, desconectó la alarma


            electrónica y se acuclilló junto a la hoguera, con el rifle

            magnético entre las rodillas.









                                                          IV


                                     UNA ALEGRE REUNION





               Le despertaron un sinfín de ruidos mezclándose los

            unos con los otros. El primero de ellos era un resoplar


            rítmico,  alternado  con  sonidos  metálicos  y  algún

            juramento.  Otro,  el  canturrear  de  una  canción

            incomprensible,  entonada  por  la  pastosa  voz  del


            Huesos.  El  tercero,  el  de  una  pala  al  hundirse  en  la

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