Page 153 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei Gabri e l Berm údez Casti llo
los gritos de su mujer, que le pedía que trabajase algo,
para ver si cenaban esa noche. «Este es un buen
ejemplar para hacer una prueba», pensó el Ministro. Y
le hizo llamar. «Mira —le dijo, cuando le tuvo a su
presencia— quiero que probemos una cosa». «Si no me
cansa mucho —contestó el Necio— lo que tú quieras.»
«En primer lugar —dijo el Ministro, mirándolo
fieramente— no me vas a decir de tú, sino de vos, y me
llamarás Excelencia. ¿Comprendido?» El Necio dijo
que sí, y le costó un poco aprender. «Sí, Excelencia. No,
Excelencia.» «Muy bien; eso está mejor. Ahora, fíjate.
Cuando entres en la sala, te inclinarás tres veces; una a
diez metros; otra a cinco, y la última, cuando estés ante
Mí». «Y puede su Excelencia decirme para qué sirve
eso?» «Basta que yo te lo diga...» «Bien; al fin y al cabo
no tengo otra cosa que hacer...» Y el Necio entró en la
sala, se inclinó tres veces, y trató al Ministro de
Excelencia. Pero este no estaba satisfecho: «No puedes
presentarte ante mí vestido así... Debes llevar un traje
con bordados de oro... Ponte éste.» El capitán de la
guardia trajo el hábito con bordados de oro y se lo dio
al Ministro. Y el Necio obedeció... Aun se le ocurrieron
al Ministro dos o tres cosas más; pero todo acabó
cuando la mujer del Necio, harta de que no le hiciera
caso, entró en la sala, corrió a escobazos al Ministro y
al Necio, y se llevó a su marido a ver si conseguía
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