Page 149 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
P. 149

Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


               —Vamos, Sergio... ¿Cuántas veces lo has hecho tú?


               —¿Y a ti eso que te importa?


               —¡A comer! —gritó una voz femenina desde el piso

            de arriba.


               —No te enfades, Sergio... Anda; vamos a comer, que


            las madres se enfadan si tardamos. ¿Te sentarás a mi

            lado? ¿Me contarás cosas de la Ciudad?


               Había, en el comedor, una larga mesa, con bancos a


            ambos lados, cubierta de platos y botellas, presidida

            por  dos  mujeres  con  mandiles  blancos;  una  de  ellas

            algo más joven que Morris, con el pelo cano saliéndole


            de una cofia impoluta; al otra, bastante más joven, muy

            arreglada,  con  una  sedosa  mata  de  cabello  rubio

            cayéndole  sobre  los  hombros.  Ambas  asían  con  aire


            dominador sendos cucharones, y tan pronto como una

            retahila  de  gente,  incluyendo  desde  un  anciano  de


            unos noventa años o más, hasta un bebé de seis meses,

            se agruparon en torno a la mesa, comenzaron a repartir

            rápidamente trozos de carne, platos de ensalada en la


            que  abundaban  las  insípidas  matas  del  verdellón,

            jarras de cerveza sin espuma, picheles de vino, patatas

            cocidas, enormes redondeles de pan moreno, cortado


            apoyándolo  sobre  el  pecho  y  con  ayuda  de  un

            tremendo cuchillo...


               Como en ocasiones anteriores, el alimento le supo a



                                                           149
   144   145   146   147   148   149   150   151   152   153   154