Page 151 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


            extraño, pues siguió la barabúnda de platos sonando

            sobre la mesa, de cuchillos y tenedores, de peticiones

            de vino o de alimentos; de vez en cuando alguien se


            levantaba e iba a por algo nuevo; Sergio se dio cuenta

            de que, prácticamente, nadie daba órdenes a nadie.


               El Vikingo, mientras comía pausadamente, sin decir


            una         palabra,            observaba,               alternativamente,                   al

            Manchurri y a Sergio.


               —Un hombre que puede llevarme al Pilón del Alba.


               —Tú sabrás —dijo Morris—. Yo no te entiendo, ni sé

            lo lo que quieres. Pero si lo haces tú, para ti está bien


            hecho.


               Se organizó un pequeño escándalo al otro lado de la

            mesa.  Dos  pequeños  de  unos  seis  años  se  atizaban


            mamporros  a  gran  velocidad,  ya  que,  según

            manifestaron,  entre  hipidos,  uno  de  ellos  le  había


            quitado  el  pan  al  otro.  El  asunto  fue  eficazmente

            resuelto  por  una  de  las  madres,  que  asestó  dos

            cucharetazos en la coronilla de ambos, y les dio doble


            ración de pan a cada uno.


               El Vikingo tosió levemente. Aun cuando Sergio ya se

            había  percatado  del  claro  respeto  que  todos  los

            habitantes del caserío Morris experimentaban por él,


            ahora  se  quedó  más  convencido  aún.  Un  silencio

            expectante siguió a esa ligera tos.



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