Page 159 - iIndependencia 1849-1856.
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La mediación extranjera en las guerras dominicanas de independencia	   159

respectivos, la orden de hacer saber y conocer a Sr. Ministro de
Relaciones Exteriores de S.M. el Emperador, cuan sensibles les
serían ver interrumpir la obra de la mediación entre las dos par-
tes de la Isla, por una renovación de hostilidades que no siempre
ha sido provocada por los habitantes de las Provincias del Este,
y cuya iniciativa por lo contrario ha sido tomada muy a me-
nudo por el Gobierno haitiano. Los infrascritos omiten recordar
al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores, todo el interés que sus
Gobiernos no han cesado de manifestar por la conservación de la
tregua entre las dos nacionalidades de la Isla, y la satisfacción
con que han visto a S.M. el Emperador, asociarse en varias oca-
siones a los sentimientos de humanidad que en este sentido han
guiado sus pasos. Estos sentimientos y las circunstancias que los
han motivado, no han sufrido alteración alguna; y el Gobierno
haitiano, ha debido reconocer las ventajas del estado de paz por
incompleto que haya sido y de que ha gozado hace algunos años,
y lo conveniente de los consejos de la mediación hacia sus verda-
deros intereses. Existiendo siempre la mediación que han ofrecido
a las dos partes beligerantes, sería contrario a todas las reglas del
derecho internacional, como a los principios de la civilización, de
recurrir al empleo de la fuerza, antes de haber agotado todos los
medios de conciliación que las Potencias mediadoras se ocupan
de concertar, y que conservan la esperanza de hacer aceptar. La
Inglaterra y la Francia no podrían por tanto ver con indiferencia
una invasión del territorio dominicano, mientras que ellas no
hayan retirado su mediación, y los abajo firmados faltarían al
deber que les está impuesto, si no protestasen contra toda renova-
ción de hostilidades. En consecuencia, ellos declaran, que van
a informar a los Sres. Almirantes Comandantes de las fuerzas
navales de sus respectivas naciones, de la próxima salida de la
armada haitiana, suplicándoles al mismo tiempo, de tomar to-
das las medidas que juzguen convenientes para oponerse a ella.8

8	 E. Rodríguez Demorizi, Relaciones domínico-españolas, pp. 252-253.
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