Page 105 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
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               Enrique IV                             donde los libros son gratis

               de todos los juramentos que nos hicisteis en el albor de vuestra
               empresa.
               REY ENRIQUE.- Todas esas cosas las habéis ya propalado,
               proclamado en las encrucijadas de los mercados, leído en las iglesias,
               para dar brillo al traje de la rebelión con algunos hermosos colores
               que encanten los ojos de los hombres volubles, de esos pobres
               descontentos que se quedan boqui-abiertas y se frotan las manos, a la
               noticia de cualquiera innovación tumultuosa. Nunca faltaron a la
               insurrección esos mentidos colores para decorar su causa, ni de
               canalla turbulenta, hambrienta de épocas de revueltas, confusión y
               estrago.
               PRÍNCIPE ENRIQUE.- En ambos ejércitos hay más de un alma que
               bien caro pagará el encuentro si una vez vienen a las manos. Decid a
               vuestro sobrino que el príncipe de Gales une su voz a la del mundo
               entero para alabar a Harry Percy. Por mi esperanza- y puesta a un lado
               la actual empresa- no creo exista hoy un caballero más bravo, de más
               activo valor o de valor más juvenil, más audaz, más arrojado, más
               capaz de engalanar esta época con nobles acciones. Por mi parte y
               puedo decirlo para mi vergüenza, he sido infiel a la caballería; así,
               según he oído, piensa él de mí. No obstante, declaro ante la majestad
               de mi padre, que consiento en que tome la ventaja de su gran nombre
               y reputación y quiero, para ahorrar la sangre de ambos lados, probar
               fortuna con él en un combate singular.
               REY ENRIQUE.- Y nosotros, príncipe de Gales, no titubeamos en
               arriesgarte en esa lucha, aunque infinitas consideraciones se
               opongan... No, buen Worcester, no; amamos nuestro pueblo, amamos
               hasta los que se han desvariado en el partido de vuestro sobrino y si
               aceptan el ofrecimiento de nuestra gracia, él, ellos, vos, todos serán
               mis amigos nuevamente y yo el vuestro; decidlo así a vuestro sobrino y
               traedme respuesta de lo que piensa hacer; pero si no cede, la represión
               y el temible castigo están a nuestro mandato y harán su oficio. Con



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