Page 89 - Octavio Paz - El Arco y la Lira
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oficial. La palabra del poeta es la palabra original, anterior a las Biblias y Evangelios: «El genio poético es el
hombre verdadero..., las religiones de todas las naciones se derivan de diferentes recepciones del genio
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poético..., los Testamentos judío y cristiano derivan originalmente del genio poético...» . El hombre y el
Cristo de Blake son el reverso de los que nos proponen las religiones oficiales. El hombre original es
inocente y cada uno de nosotros lleva en sí a un Adán. Cristo mismo es Adán. Los diez mandamientos son
invención del Demonio:
Was Jesús chastef or did he
Groe any lessons of chastity?
The morningplush'd a fiery red:
Mary was found in aduIterous bed.
Good and Evil are no more, Sinai's trumpets, cease to roarf
La misión del poeta es restablecer la palabra original, desviada por los sacerdotes y los filósofos. «Las
prisiones están hechas con las piedras de la Ley; los burdeles, con los ladrillos de la Religión.» Blake canta la
Revolución americana y la francesa, que rompen las prisiones y sacan a Dios de las iglesias. Pero la sociedad
que profetiza la palabra del poeta no puede confundirse con la utopía política. La razón crea cárceles más
oscuras que la teología. El enemigo del hombre se llama Urizen (la Razón), el «dios de los sistemas», el
prisionero de sí mismo. La verdad no procede de la razón, sino de la percepción poética, es decir, de la
imaginación. El órgano natural del conocimiento no son los sentidos ni el raciocinio; ambos son limitados y
en verdad contrarios a nuestra esencia última, que es deseo infinito: «Menos que todo, no puede satisfacer al
hombre». El hombre es imaginación y deseo:
Abstinence sows sand all over The suddy lambs and flaming han
But desire gratified Plants fruits of Ufe and beauty there.
Por obra de la imaginación el hombre sacia su infinito deseo y se convierte él mismo en ser infinito. El
hombre es una imagen, pero una imagen en la que el mismo encarna. El éxtasis amoroso es esa encarnación
del hombre en su imagen: uno con el objeto de su deseo, es uno consigo mismo. Por tanto, la verdadera
historia del hombre es la de sus imágenes: la mitología. Blake nos cuenta en sus libros proféticos la historia
del hombre en imágenes míticas. Una historia en marcha que está sucediendo ahora mismo, en este instante y
que desemboca en la fundación de una nueva Jerusalén. Los grandes poemas de Blake no son sino la historia
de la imaginación, esto es, de los avatares del Adán primordial. Historia mítica: escritura sagrada: escritura
de fundación. Revelación del pasado original, que desvela el tiempo arquetípico, anterior a los tiempos.
Escritura de fundación y profecía: lo que fue, será y está siendo desde toda la eternidad. ¿Y qué nos
profetizan estas sagradas escrituras poéticas? El advenimiento de un hombre que ha recobrado su naturaleza
original y que así ha vencido a la ley de gravedad del pecado. Aligerado de la culpa, el hombre de Blake
vuela, tiene mil ojos, fuego en la cabellera, besa lo que toca, incendia lo que piensa. Ya es imagen, ya es acto.
Deseo y realización son lo mismo. Cristo y Adán se reconcilian, Urizen se redime. Cristo no es «el eterno
ladrón de energías» sino la energía misma, tensa y disparada hacia el acto. La imaginación hecha deseo, el
deseo hecho acto: «Energía, delicia eterna». El poeta limpia de errores los libros sagrados y escribe inocencia
ahí donde se leía pecado, libertad donde estaba escrito autoridad, instante donde se había grabado eternidad.
El hombre es libre, deseo e imaginación son sus alas, el cielo está al alcance de la mano y se llama fruta, flor,
nube, mujer, acto. «La eternidad está enamorada de las obras del tiempo.* El reino que profetiza Blake es el
de la poesía. El poeta vuelve a ser Vate y su vaticinio proclama la fundación de una ciudad cuya primera
piedra es la palabra poética. La sociedad poética, la nueva Jerusalem, se perfila por primera vez, desprendida
de los dogmas de la religión y de la utopía de los filósofos. La poesía entra en acción.
El romanticismo alemán proclama ambiciones semejantes. En la revista Athenáum, que sirvió de órgano a los
primeros románticos, Friedrich von Schlegel define así su programa: «La poesía romántica no es sólo una
filosofía universal progresista. Su fin no consiste sólo en reunir todas las diversas formas de poesía y
restablecer la comunicación entre poesía, filosofía y retórica. También debe mezclar y fundir poesía y prosa,
inspiración y critica, poesía natural y poesía artificial, vivificar y socializar la poesía, hacer poética la vida y
la sociedad, poetizar el espíritu, llenar y saturar las formas artísticas de una substancia propia y diversa y
animar el todo con la ironía». Las tendencias del grupo de Jena encuentran en Novalis la voz más clara y el
pensamiento más recto y audaz, unidos a la autenticidad del gran poeta. La religión de la noche y de la
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AI! Religión* are Oney 1778.

