Page 17 - .REVISTA ACES MÉXICO. NO.3.
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¿SABÍAS QUÉ?
Esta fase del programa Pro-Alcohol, comienza a declinar tan pronto el precio del petróleo tiende a la estabilidad de
precios, y los precios de azúcar en el mercado mundial comienzan su ascendencia y la realidad económica del
país se volvió crítica debido al creciente deterioro de sus condiciones económicas y sociales. Por lo tanto, a partir
de 1985, el gobierno comienza a disminuir las inversiones en el programa Pro-Alcohol.
TERCERA FASE: 1986 a 1995.
Este período comprende la fase de estancamiento del programa Pro-Alcohol, en función de los cambios en el
mercado petrolero, que inicia en 1986 con la caída en los precios del barril de petróleo. Los efectos fueron
sentidos en Brasil a partir de 1988; al mismo tiempo que en el espacio de tiempo transcurrido, hubo la falta de
recursos públicos para subsidiar los programas de estímulo a los combustibles alternativos como el etanol,
resultando en una sensible caída en el volumen de producción de etanol.
Se interrumpieron por el gobierno los financiamientos y subsidios para las nuevas destilerías del Pro-Alcohol y las
empresas pasaron a operar de acuerdo con las condiciones existentes. El Programa Pro-Alcohol continuó como
un plan de energía alternativa y de sustitución a la gasolina, pero con perspectivas poco definidas y problemas
institucionales hasta fines de los años 1995.
Hasta la cosecha de 1993/1994, hubo estancamiento en la producción nacional de Alcohol y, en las siguientes
cosechas, se obtuvo un pequeño crecimiento en relación a la cosecha 1985/1986. Este estancamiento, fue
resultado del desplazamiento de la producción de azúcar en el uso de la caña de azúcar.
La producción de alcohol etílico creció menos que su demanda, con las ventas de vehículos de ciclo Otto movidos
con alcohol etílico hidratado en 1985, alcanzando niveles superiores al 95,8% del total de las ventas totales de
vehículos para el mercado interno.
El aumento de la producción interna de alcohol etílico fue menor debido a la caída brusca de los precios
internacionales del petróleo, que bajaron la utilidad a los productores ya que los precios pagados por etanol eran
también más bajos que los del azúcar en el mercado internacional. Análogo a ello, el precio bajo del etanol, en
comparación con el de la gasolina, y el mantenimiento de menores impuestos para los automóviles a etanol
hidratado contribuyeron a estimular la demanda de los consumidores. Esta combinación del desestímulo a la
producción y estímulo a la demanda de etanol ocasionó la crisis de abastecimiento del etanol en la entre-zafra de
1989-90.
A pesar de su transitoria, esta crisis afectó la credibilidad del Pro-Alcohol, reduciendo los estímulos al uso del
etanol, provocando, en los años siguientes, una fuerte caída en su demanda y, consecuentemente, en las ventas
de vehículos movidos por ese combustible.
En 1990, el porcentaje de venta de vehículos movidos a alcohol etílico hidratado declinó al 12,4% como
consecuencia de la crisis de abastecimiento del etanol en la entre-Zafra de 1989-90, provocando descrédito del
mercado en cuanto al abastecimiento futuro de etanol y también por aspectos políticos. La posesión del gobierno
del Presidente Collor y la fricción que éste estableció con la industria automovilística, cuando afirmó que en Brasil
sólo se producían "carrozas", constituían el inicio de los aspectos políticos negativos del gobierno al Pro-Alcohol.
Como consecuencia de la falta de etanol, en 1990, Brasil fue obligado a importar alcohol etílico hidratado para el
pleno abastecimiento de los puestos de combustible ya establecidos. Esta crisis de abastecimiento del alcohol
etílico sólo fue superada con la introducción en el mercado de la mezcla metanol-etanol-gasolina (MEG). Esa
mezcla sujetaría al país a efectuar importaciones de metanol y etanol a fin de garantizar el abastecimiento del
mercado en la década de 1990.

