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¿SABÍAS QUÉ?
CUARTA FASE: 1996 a 2000
La fase de redefinición del Pro-Alcohol coincide con la liberación de los mercados de alcohol etílico
combustible en todas sus fases de producción, distribución y reventa, con los precios de etanol siendo
determinados por las condiciones de oferta y demanda.
En el inicio del programa, el precio de los combustibles en Brasil era regulado por el gobierno, que tenía a la
empresa petrolera del gobierno, Petrobras, como agente regulador del sector. Sólo en mayo de 1997, los
precios del alcohol etílico anhídro dejaron de ser controlados y, en febrero de 1999, lo mismo ocurrió con los
precios del alcohol etílico hidratado.
Con el precio del azúcar subiendo en el mercado internacional y el menor incentivo del gobierno para la
producción de alcohol etílico, los Ingenios de Azúcar fueron llevados a priorizar la producción de azúcar en
detrimento de la de alcohol etílico.
A comienzos del año 1996, el sector pasó por una nueva crisis financiera, con discusión de una reanudación
del Programa Nacional Pro-Alcohol, con previsión de terminar los subsidios dados al sector. (BRAY,
FERREIRA, RUAS, 2000). En 1999, el Pro-Alcohol se caracterizaba como un programa en crisis, siendo que
el origen de esa crisis provenía de la época de su creación, pues fue instituido con fuertes subsidios al sector
productivo y la disminución parcial de esos subsidios llevó a la quiebra de algunos de los Ingenios de Azúcar
en Brasil.
QUINTA FASE: A PARTIR DEL AÑO 2000
En esta última fase, tras el ascenso y la declinación, cuando el Pro-Alcohol parecía condenado al fracaso, el
programa Pro-Alcohol ganó un nuevo aliento, derivado en parte del nuevo aumento del precio del petróleo en
el mercado internacional, de la concientización del Protocolo de Kyoto y del surgimiento de los vehículos
Flexfuel.
La nueva subida del precio del petróleo reanudó la discusión de la dependencia del combustible fósil,
estimulando la búsqueda de fuentes alternativas de energía renovables. Hubo también, la mayor
concientización sobre el Protocolo de Kyoto, reactivando los proyectos de sustitución de combustibles fósiles
por la de combustibles renovables, los cuales son menos contaminantes. En marzo de 2003, fue lanzado en el
mercado brasileño el vehículo flexible, movido tanto a etanol como a gasolina, tecnología conocida como flex
fuel, que llegó para estimular la demanda doméstica de etanol. Hoy, la opción ya se ofrece para casi todos los
modelos de la industria automotriz y, la producción interna de los vehículos flexibles sobrepasaron por primera
vez los movidos a gasolina.
Como consecuencia de las elevadas cotizaciones del precio del petróleo en el mercado internacional, la
industria tiene la expectativa de que esta participación aumente aún más. Se destaca que la relación de
precios hace que el usuario de los modelos flexibles tenga preferencia por el etanol.
Brasil presenció un aumento de los cañaverales, con el objetivo de ofertar a gran escala el etanol combustible
alternativo y renovable. La plantación de caña de azúcar viene avanzando en las tradicionales áreas del
interior de São Paulo y del Nordeste, esparciéndose por los cerrados. La iniciativa privada es quien lidera esta
carrera para la ampliación de las unidades existentes y construcción de nuevas plantas, confiada de que, a
partir de ahora, el etanol tendrá cada vez más importancia como combustible renovable en Brasil y en el
mundo.

