Page 188 - Los Humanoides - Jack Willianson
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Capitulo XX
Claypool despertó en su lecho del enorme
dormitorio que los humanoides le habían edificado en
Starmont Por un momento le pareció que había pasado
un instante desde el momento en que el regulador se
había apoderado de su mente.
Asombrado miró en derredor. A su lado, parado e
inmóvil, había un humanoide.
—¡A su servicio, señor! —dijo el robot al advertir
que estaba despierto—. ¿Qué puedo hacer por usted?
—¡Márchese y déjeme en paz!
Para su asombro extraordinario, el humanoide
obedeció. Volviéndose con aquellos movimientos
fluidos que caracterizaban a todos sus hermanos, el
robot abandonó el dormitorio.
Claypool se incorporó para mirar cómo se
marchaba la máquina aquella y de pronto advirtió que
la pierna lastimada no le dolía. Por el contrarío se sentía
perfectamente bien. Asombrado se llevó una mano a la
cabeza para rascársela, y advirtió que su cabello era
extrañamente espeso. Una antigua cicatriz que le
recorría la nuca había desaparecido.
Curiosamente se tocó el rostro. La barba de días
había desaparecido y comenzó a buscar con la vista un
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