Page 105 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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con Jasper.




                     Hay  que  hacer  un  caballón,  le  grité,


              recogiendo la laya. Necesitamos dos hileras bien


              altas para las patatas.




                     Jasper  frunció  el  ceño  y  asintió,  con  seguir


              tumbado sobre un montón de tierra calentada por


              el sol y supervisarme le bastaba.




                     ¡Eh!  ¿Dónde  están  las  estacas  para  las


              judías? ¿Dónde las guardamos?




                     Puso las orejas de punta y abrió la boca para


              formar su versión de una sonrisa. No lo sabía. Se


              la traía floja.




                     Ojalá  la  vida  fuese  así  de  sencilla,  pensé


              como tantas otras veces. Tan sencilla como la de


              un perro.




                     Amontoné  la  tierra  en  caballones  para  las


              patatas y enterré los trozos, cada uno con su ojo.



              Encontré  los  palos  que  usábamos  de  guía  para


              las judías, los enterré y los sujeté con cuerdas y


              coloqué  tres  cordeles  escalonados  para  que  los


              zarcillos  trepasen  hasta  cerca  de  dos  metros.


              Casi nada en el mundo resultaba tan satisfactorio


              como un muro de judías, con las hojas aleteando







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