Page 104 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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perdieran vigor, no sé por qué lo aplazaba tanto.
Un par de años utilicé el invernadero de una de
las mansiones como semillero, pero a la primera
helada, en cuanto el frío superaba el calor
acumulado en el suelo de ladrillos, se me morían
las plantas. No me molestaba en instalar una
estufa para que no se helasen. Luego preparé el
vivero para sembrar espinacas y tener todo el
año y para las tomateras en primavera. Casi
siempre salía bien. Plantaba las patatas más
tarde de lo normal para que la cosecha fuese
tardía y nos durasen todo el invierno. Con lo que
teníamos, y al ser solo Bangley y yo, preparaba
más conservas de las que podíamos consumir y
almacenaba los frascos y una pila de patatas en
una despensa del sótano de mi casa, la casa de
la bombilla. Nunca se lo conté a Bangley pero les
llevaba a las familias hortalizas frescas en verano
e incluso frascos pasada la temporada. Ellos
también tenían huerto pero sus esfuerzos no
daban grandes resultados por culpa del mal.
Aquella tarde de finales de abril trabajé con
calma, disfrutando del calor del día y
empapándome de sol para sacudirme de los
huesos el frío del invierno mientras iba charlando
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