Page 358 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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calor. Había bajado el nivel del arroyo, la
corriente perdía empuje, su estruendo se iba
aplacando, las cascadas disminuían, la faja
blanca que caía por el borde de piedra era cada
vez más estrecha. El arroyo como un estado de
ánimo. De desánimo. A veces me despertaba en
mitad de la noche, sacaba un pie del saco de
dormir, lo apoyaba en el suelo frío y rugoso y me
mecía en la hamaca. Y contemplaba las estrellas
que nadaban entre la malla de hojas como peces
que empujaran una red.
Eso es lo que somos, lo que hacemos:
acercarnos a una red y empujarla con la nariz,
una red inexistente. Lo que refuerza sus nudos
son nuestras creencias. Nuestros miedos.
Ja. Reconócelo: no tienes ni la más remota
idea de lo que estás haciendo, ni la has tenido
nunca. En todas las redes del mundo, reales o
irreales. Ibas nadando en medio de la confusión
de un banco centelleante, siguiendo las colas de
los demás peces. Y poco más. Picando lo que
encontrabas a tu paso, en la corriente en la que
nadaras.
Incluso el amor de tu vida te parecía cosa de
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