Page 359 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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suerte, como si fuera a desaparecer entre la
multitud en cualquier momento. Como sucedió.
¿Qué haces?
No lo sé.
Mecerse en un vaivén. Parar. Empujar. Soltar.
Regresar. Las estrellas, las hojas, incluso el ruido
del arroyo, palpitan acompasados. Como una
barca, una hamaca, un columpio, un útero.
Balancearse. El olor de la corriente fría, de la
piedra, del estiércol, de la floración. Dormir.
El viejo me habló claro. Al alba se acercó a la
hamaca con una humeante taza de metal
esmaltado. Hacía tiempo que se les había
acabado el café y el té, y ahora preparaban una
infusión de piñones tostados y té mormón que
tenía un sabor amargo y ahumado pero que no
estaba mal. Se sentó en el tocón que me servía
de mesita. Lo señaló con la cabeza como
pidiendo permiso, cogió la Glock, la dejó sobre mi
mochila y se sentó. Me dio la taza. Me incorporé
a horcajadas sobre la manta colgante. Ajusté el
silenciador de mi cerebro, el silenciador de la
corriente de imágenes. Había vuelto a soñar con
mi casa. Esta vez no estaba en un prado, sino
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