Page 375 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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este mismo modelo y despegaba una y otra vez.
Desde tal altitud y tal otra. A esta temperatura y a
aquella. Unos técnicos con batas blancas y gafas
de pasta negra registraban los datos y trazaban
las curvas, hermosas, sencillas y pausadas.
Luego volvían a casa, donde los esperaban sus
mujeres con sus peinados de colmena y se
tomaban un whisky con hielo en vasos de cristal
tallado. ¿Y qué hacían los pilotos de pruebas?
Eran pilotos de combate, veteranos de la
segunda guerra mundial que habían
bombardeado Japón y ametrallado aeródromos
en Austria y luego se habían acomodado en los
nuevos barrios residenciales, como los
personajes de los libros de James Dickey, y
habían vuelto a las cabinas del centro de pruebas
de Cessna, en Wichita, para reencontrarse con
aquel estremecimiento de los aviones de hélice
tan familiar. Los antiguos comandantes de ala
tenían la misma sensación que los jinetes
experimentados al montar a cualquier caballo en
cualquier lugar del mundo, esa sensación
compleja y a la vez sencilla de estar en casa y
liberados de las limitaciones cotidianas.
Las páginas de las tablas y gráficas se
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