Page 408 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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taninos, sin viento, sereno, contenido, esperando.
Precioso. Esperando el paso de una nube que
reflejar, el azote de la lluvia. Me quedé sin
respiración.
Aquellos ojos abiertos. Su simple existencia.
Me parecieron fieros y aterradores. Creo que
retiré la mano. Ella sonrió para sus adentros y
siguió desgranando guisantes. Supongo que una
internista está acostumbrada a ver toda clase de
síntomas y ya nada le sorprende.
Teníamos una buena provisión de venado, así
que no comimos cordero ni vaca. El Abuelo creía
que si más adelante llovía y el invierno era tan
suave como el anterior, quizá algunos animales
lograran sobrevivir. Podemos volver cuando las
cosas mejoren, dijo. Nadie le contestó. El Abuelo
no era de los que se engañan a sí mismos, pero
ahí estaba la prueba de que todo el mundo
necesita su refugio imaginario.
Pasó otra semana, pasaron dos. Empezaron a
aflojarse algunos de nuestros cables interiores.
Hasta ese momento no nos habíamos dado
cuenta de lo tensos que estábamos. El Abuelo
había ido a cortar leña. Yo encendí un fuego en el
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