Page 409 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
P. 409

hoyo de fuera para que ella preparase la cena y


              nos  sentamos  en  dos  tocones  y  nos  quedamos


              mirando  las  llamas.  Oscilaban  y  susurraban  al


              ritmo de la brisa. A esa hora el viento soplaba río


              arriba,  como  en  toda  la  región,  pero  en  aquel


              cañón se formaban remolinos de aire y no había


              manera  de  quedar  a  resguardo  del  humo,  y


              aunque  ya nos  habíamos  cambiado  de  sitio  dos



              veces me lloraban los ojos.




                     Cuando el fuego te hace llorar te pones triste,


              dije. Es como cortar cebollas. Siempre me ponía


              triste.




                     Sonrió.




                     Nunca  he  estado  en  Nueva  York.  ¿Te


              gustaba?




                     Gustarme es poco, me encantaba. Hay quien


              dice que quisiera tener dos vidas para poder ser


              vaquero en una y actor en la otra. O lo que sea.


              Pues yo quería vivir en Brooklyn Heights en una


              vida  y  en  el  East  Village  en  la  otra.  Nunca  me


              cansaba de la ciudad. Quería ir a los partidos de



              los Yankees —era de los Yanks, no de los Mets—


              y a los teatros alternativos y a recitales de poesía


              y  perderme  en  el  Metropolitan.  Otra  vez.  Iba  a






                                                                                                           409
   404   405   406   407   408   409   410   411   412   413   414