Page 420 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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las piedras, nivelando la tierra, apisonándola,
cortando los arbustos. Si alguien se sentía
incómodo era yo. Estábamos desarraigando un
arbusto de mezquite que había en medio de la
pista: él hacía palanca con la laya y yo tiraba de
una cuerda que habíamos atado al delgado
tocón. Me pasé por encima de la cabeza el arco
que formaba la cuerda como si fuera un ronzal
para poder tirar con más fuerza y la raíz se liberó,
lanzándole tierra a la cara. Dejó lo que estaba
haciendo, se enderezó y se limpió la cara
despacio. Escupió. Agarró la laya con las dos
manos, como si fuera una pica.
Hoy estás muy inquieto, Hig. Incluso más de
lo normal.
No dijo Higs. Parpadeó para quitarse un poco
más de tierra, se frotó los ojos con los nudillos.
¿Necesitas mi bendición o qué? ¿Como en
una película cursi?
Me sobresalté más que si me hubiera dado un
puñetazo. Me quedé pasmado, sin saber qué
hacer con la cuerda que tenía en la mano, como
si fuera la cola de alguna bestia con la que no
estaba seguro de querer intimar tanto.
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