Page 425 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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Pues sí.
Me bajé de la hamaca, me arranqué la camisa
y me tumbé a su lado. No sé por qué, pero pensé
en volar. En que hay una lista de cosas que se
deben comprobar antes de encender el motor,
antes de circular por la calle de rodaje, antes de
despegar. En que si vuelas todos los días eso
sale solo, automático, apenas miras la lista, pero
si llevas tiempo en tierra te paras a pensar antes
de cada paso, haces las cosas de una en una, te
cercioras. Para no estrellarte.
Ya ni me acuerdo de por dónde se empieza,
dije. Me siento como un…
Un crío de quince años no diría eso nunca.
Ya. Iba a decir que me sentía como un piloto.
Un piloto desentrenado con un montón de listas
de verificación. Para no estrellarse.
Tócame la espalda, dijo.
Se la toqué. La acaricié con suavidad. La piel
se tensaba y se relajaba al paso de mis dedos.
Me recordaba a un campo de trigo mecido por un
viento errante. Gimió.
¿Te hago daño?
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