Page 41 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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observando y examinando un poco de suelo entre los
dedos. Gwen lo dejó obsesionarse y se unió a un grupo de
mujeres, en su mayoría esposas de ingenieros, e incluso
una o dos Accionistas con nivel de baronía.
Hackworth encontró un sendero escondido que
serpenteaba por entre los árboles por un lado de la colina
y que llegaba hasta un pequeño bosquecillo alrededor de
un estanque de agua clara y fresca: la probó para
asegurarse. Se quedó allí un rato, mirando la isla
encantada, preguntándose qué estaría haciendo Piona.
Eso le llevó a soñar despierto: quizá, milagrosamente, se
había encontrado con la princesa Charlotte, se había
hecho amiga suya, y ahora mismo estaba explorando
alguna maravilla con ella. Ello le condujo a un largo
ensueño que se vio interrumpido cuando se dio cuenta de
que alguien le estaba recitando poesía.
¡Dónde estaríamos, nosotros dos, querido
Amigo!
Si en la estación de las elecciones fáciles,
en lugar de vagar, como hicimos, por valles
repletos de flora, tierra abierta
a la Imaginación, pastos felices recorridos a
voluntad,
nos hubiesen seguido, vigilado cada hora y
controlado,
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