Page 49 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
P. 49
y que navegase por las corrientes económicas y políticas
de Apthorp lo suficientemente bien como para
desarrollar una posición decente de accionista. Todavía
poseía la granja familiar al nordeste de lowa, así como
algunos cientos de miles de acres de tierra circundante,
que estaba reconvirtiendo en una pradera de alta hierba,
repleta de manadas de bisontes y verdaderos indios que
habían descubierto que cabalgar caballos y cazar
animales salvajes era mejor que amargarse la vida en los
barrios pobres de Minneapolis o Seattle. Pero la mayor
parte del tiempo permanecía en Nueva Chusan, que a
efectos prácticos era su estado ducal.
—¿Relaciones públicas? —dijo Finkle‐McGraw.
—¿Señor? —La etiqueta moderna era simple; «Su
gracia» o cualquier otro título honorífico era
innecesario en aquel contexto tan informal.
—Su departamento, señor.
Hackworth le había dado su tarjeta social, lo que era
apropiado dadas las circunstancias pero no revelaba
nada.
—Ingeniería. Bespoke.
49

