Page 172 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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Reflejaban los rayos de luz sólo en ondas lumínicas den‐
tro del espectro visible (de 0.0004 mm a 0.0007 mm). Cual‐
quier otra radiación por encima o debajo de esa banda les
atravesaba limpiamente sin que fuera afectada o reflejada.
No podían ser captados por rayos X, radioondas o radar.
Tampoco producían efecto alguno en los campos gravita‐
cionales o magnéticos. Ni les causaba el menor efecto cual‐
quier forma de energía o materia sólida, líquida o gaseosa
que intentáramos probar sobre ellos.
Ni absorbían ni reflejaban el sonido, pero podían crearlo.
Eso quizá confundía más a los científicos que el hecho de
que reflejasen la luz. El sonido es más sencillo que la luz, o
por lo menos lo comprendemos mejor. No es más que la
vibración de un medio, generalmente el aire. Y si los mar‐
cianos no se hallaban allí, en el sentido de que no eran
reales y tangibles, ¿cómo podían causar la vibración del
aire que nosotros percibimos como sonido? Pero lo produ‐
cían, y no como un efecto subjetivo en la mente del oyente,
ya que los sonidos podían ser registrados y reproducidos.
Del mismo modo que las ondas lumínicas que reflejaban
podían ser registradas y estudiadas en una placa fotográ‐
fica.
Desde luego, ningún científico creía que fueran diablos o
demonios, por definición. Pero muchos rehusaban creer
que provinieran de Marte, o de cualquier otro lugar del
universo. Era obvio que estaban formados por un tipo dis‐
tinto de materia –si es que se trataba de materia, tal como
nosotros la entendemos–, y por tanto debían venir de algún
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