Page 174 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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o dos capítulos. Estaba deseoso de volver a aporrear el te‐
clado.
Bien; había aceptado el trato de tomarse unas vacaciones
si Margie le acompañaba, y aquello las convertía en una
segunda y casi perfecta luna de miel.
¿Casi perfecta?, se preguntó. Y se dio cuenta de que su
mente rehuía la pregunta. Si no era perfecta, tampoco que‐
ría saber por qué.
Pero, ¿por qué no quería saberlo? Aquello significaba ale‐
jarse sin más de la pregunta principal, si bien resultaba to‐
davía vagamente inquietante.
«Estoy pensando», reflexionó. Y no debería hacerlo, por‐
que esa clase de ideas podían estropearlo todo. Quizás era
por eso por lo que había trabajado tan intensamente en su
novela, para evitar pensar. Pero, ¿evitar pensar en qué? Su
mente volvió a rechazar la idea.
Se despertó del todo y entonces recordó. Los marcianos.
Tenía que enfrentarse con el hecho que trataba de evitar, el
hecho de que todo el mundo seguía viéndolos y él no. De
que estaba loco –y él sabía que no lo estaba– o de que lo
estaban todos los demás.
Ninguna de las dos premisas parecía lógica, y sin em‐
bargo una de las dos tenía que ser cierta. Desde que viera
a su último marciano cinco semanas atrás había evitado
pensar en aquello, porque el pensar en una paradoja tan
horrible le volvería loco como lo estaba antes y empezaría
a ver a los...
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