Page 198 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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que ni siquiera el más fanático de los revolucionarios
deseaba el poder en aquellas circunstancias.
Castigado, burlado, perseguido, impotente, maniatado,
mortificado y sacrificado, el hombre de la calle miraba con
sincero horror hacia un odioso futuro, y deseaba con ansia
la vuelta a los buenos tiempos, cuando sus únicas preocu‐
paciones eran la muerte, los impuestos y la bomba de hi‐
drógeno.
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