Page 127 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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soledad  de  forma  eficaz:  Lin  se  sentía  como  si  de

            repente, sin previo aviso, estuviera en un mundo muy

            distinto  de  aquel  de  los  Campos  Salacus,  lleno  de


            maledicencia, juegos, animación y belleza.

                No  había  visto  a  ninguno  de  ellos  desde  que

            regresara, temblorosa, de su extraordinaria reunión en


            el Barrio Óseo. Había echado mucho de menos a Isaac,

            pero sabía que aprovecharía la ocasión de su supuesto


            trabajo  para  sumergirse  en  la  investigación,  y  sabía

            también que se enfadaría mucho si lo visitara en Brock.

            En los Campos Salacus eran un secreto a voces, pero la


            Ciénaga era el vientre de la bestia.

                Así  se  había  quedado  sentada  un  día  entero,


            cavilando sobre lo que había aceptado.

                Poco a poco, de forma tentativa, había devuelto su

            mente a la figura monstruosa del señor Motley.


                ¡Esputo divino, mierda!, había pensado. ¿Qué era?

                No tenía una imagen clara de su jefe, solo un sentido

            de la discordancia deshilachada de su carne. Ribetes de


            memoria visual la acariciaban: una mano acabada en

            cinco  pinzas  de  cangrejo  igualmente  espaciadas;  un

            cuerno espiral que surgía de un racimo de ojos; un filo


            reptiliano que surcaba un pelaje caprino. Era imposible

            decir cuál era la raza original del señor Motley. Nunca


            había oído hablar de reconstrucciones tan extensas, tan

            monstruosas  y  caóticas.  Cualquiera  tan  rico  como  él




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