Page 123 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
P. 123

—Isaac, viejo... comenzamos a entendernos.

                —Por  supuesto,  Lemuel.  Eres  un  hombre  de

            negocios.  Estoy  interesado  en  monstruos  voladores


            raros. Quiero cosas que nunca antes haya visto. Quiero

            criaturas originales. No voy a pagar una pasta por una

            cesta llena de mirlos, aunque no te tomes esto como


            una  indicación  de  que  no  quiero  mirlos,  por  favor.

            Claro que los quiero, igual que chovas, tordos, lo que


            sea. Y palomas, Lemuel, como tu apellido. Pero claro,

            prefiero, digamos, serpientes libélula.

                —Raros —repitió Lemuel, contemplando su pinta.


                —Muy raros —asintió Isaac—. Por eso se pagarían

            grandes  sumas  por  un  buen  espécimen.  ¿Captas  la


            idea? Quiero pájaros, insectos, murciélagos... también

            huevos,  capullos,  larvas,  cualquier  cosa  que  vaya  a

            convertirse en algo volador. De hecho, eso sería más


            útil. Cualquier cosa que vaya a convertirse en algo no

            mayor que un perro. Nada que pueda ser más grande,

            ni nada peligroso. Por impresionante que sea atrapar


            un drudo o un eoloceronte, no los quiero.

                — ¿Y quién querría?

                Isaac  introdujo  un  billete  de  cinco  guineas  en  el


            bolsillo de la chaqueta de Lemuel. Acto seguido, los

            dos alzaron sus vasos y bebieron juntos.




                Aquello  había  sido  la  noche  anterior.  Isaac  estaba




                                                           123
   118   119   120   121   122   123   124   125   126   127   128