Page 195 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Una paloma colgaba cruciforme de un aspa de
madera sobre el escritorio de Isaac. Bamboleaba
frenética la cabeza de un lado a otro, pero, a pesar de
su terror, no podía más que emitir un patético arrullo.
Tenías las alas fijadas con pequeñas puntas clavadas
en los espacios entre las plumas extendidas, y dobladas
hacia arriba. Las patas estaban atadas a la parte inferior
de la pequeña cruz. La madera estaba manchada con el
blanco y el gris del guano. El animal se agitaba y
trataba de liberar las alas, pero estaba bien sujeto.
Isaac se acercó a él con una lupa y un bolígrafo.
—Deja de joder, maldito bicho —musitó, pinchando
el hombro con la punta del bolígrafo. Observó a través
de la lente los temblores infinitesimales que recorrían
los diminutos huesos y músculos. Sin mirar, realizó
unas anotaciones en un papel a su lado.
— ¡Oye!
Isaac alzó la cabeza ante la irritada llamada de
Lublamai, y se levantó de la silla. Se acercó al borde de
la barandilla y miró abajo.
— ¿Qué?
Lublamai y David se encontraban allí, hombro con
hombro, con los brazos cruzados. Parecían un pequeño
coro a punto de comenzar a cantar. Su expresión era
ceñuda. El silencio se prolongó unos segundos.
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