Page 216 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Unos pocos bloques grises se alzaban desde las calles

            como  la  maleza  en  un  pozo  negro,  rezumante  el

            hormigón pútrido. Muchos no habían sido terminados


            y  tenían  soportes  de  hierro  que  sobresalían  sobre  el

            espectro de los tejados, oxidados, que sangraban con la

            lluvia  y  la  humedad  y  manchaban  la  piel  de  los


            edificios.  Los  dracos  revoloteaban  como  cuervos

            carroñeros sobre tales monolitos, infestando las plantas


            superiores  y  emporcando  las  cubiertas  vecinas  con

            estiércol. La silueta del desolado paisaje urbano de la

            Perrera  se  hinchaba,  latía,  mutaba  cada  vez  que


            Derkhan  lo  veía.  Se  excavaban  túneles  en  una

            infraciudad  que  se  canceraba  en  una  red  de  ruinas,


            cloacas  y  catacumbas  bajo  Nueva  Crobuzon.  Las

            escalas  apoyadas  un  día  contra  una  pared  eran

            clavadas  al  siguiente,  reforzadas  después,  hasta  que


            tras una semana se convertían en escaleras hacia una

            nueva  planta,  tendidas  precarias  sobre  dos  pisos  al

            borde del colapso. Allá donde miraba, Derkhan podía


            ver gente tumbada, o corriendo, o luchando sobre el

            horizonte de cubiertas.

                Se tensó cuando la miasma de la Perrera se filtró en


            el vagón, que comenzaba a frenar.




                Como era habitual, no había nadie en la salida de la

            estación para comprobar su billete. De no haber sido




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