Page 226 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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suplico.
Derkhan obedeció.
Al fin salió de la bañera, que parecía la escena de un
violento asesinato. Vació el limoso residuo a un canal
abierto en el suelo, y lo oyeron golpear la pared.
Benjamin se puso una gruesa bata y miró a Derkhan.
— ¿Vamos a nuestros asuntos, cariño? —le dijo,
guiñando un ojo.
—Dígame qué servicios desea, señor.
Dejaron el baño. Al final del pasillo, visible gracias a
la luz de la claraboya, estaba el cuartito en el que
dormía Benjamin. Cerró la puerta con llave tras ellos.
La estancia era como un pozo, mucho más alta que
ancha. Otra ventana mugrienta se abría en el techo. Los
dos pasaron por encima del colchón y se acercaron al
desvencijado armario, una reliquia de grandeza
moribunda que contrastaba en aquel paisaje desolado.
Benjamin lo abrió y apartó algunas camisas
grasientas. Tanteó los orificios practicados
estratégicamente en el fondo del mueble y, con un
pequeño gruñido, lo levantó. Lo volvió con cuidado y
lo depositó sobre el suelo del armario.
Derkhan observó el pequeño umbral de ladrillo que
Benjamin había desvelado mientras él buscaba en una
balda del mueble y sacaba una caja de cerillas y una
vela. Encendió el cirio en una descarga de azufre,
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