Page 223 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
P. 223

donde aguardaba una sierra oxidada. Uno de ellos vio

            a Derkhan e hizo una señal a otro.

                — ¡Ey, ey, Ben, tu caballito, tu renegada! ¡Tu guapa


            fulana! —gritó de buen humor, lo bastante alto como

            para Derkhan lo oyera. El hombre al que se dirigía se

            volvió y la saludó.


                —Cinco minutos —gritó, y ella asintió. Aún tenía el

            pañuelo  apretado  contra  la  boca,  mientras  pugnaba


            contra la bilis negra y el vómito.

                Una y otra vez, los gigantescos y aterrados cerdos

            eran  arrojados  desde  arriba  en  una  convulsa  masa


            orgánica,  con  las  patas  quebradas  en  ángulos

            antinaturales contra sus entrañas. Una y otra vez eran


            abiertos  en  canal  y  desangrados  sobre  los  viejos

            soportes  de  madera.  Las  lenguas  y  las  tiras  de  piel

            desgarrada  colgaban  rezumantes.  Los  canales


            practicados en el suelo del matadero se desbordaban,

            haciendo  que  la  sangre  sucia  lamiera  los  cubos  de

            menudillos y las cabezas de vaca cocidas.


                Por  fin  cayó  el  último  puerco  y  los  hombres

            exhaustos  se  mecieron  de  pie.  Estaban  cubiertos  de

            sangre y sudor. Tras una breve conferencia y una ronca


            risotada, el llamado Ben se alejó de sus compañeros y

            se dirigió hacia Derkhan. Tras él, los otros dos abrieron


            la  primera  canal  y  derramaron  las  entrañas  en  una

            enorme carretilla.




                                                           223
   218   219   220   221   222   223   224   225   226   227   228