Page 241 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Páramo esperaron vacíos y silenciosos. Y, entonces,
comenzaron a aparecer algunos viajeros.
Los tegumentos vacíos de los grandiosos edificios
comenzaron a llenarse. Los pobres rurales de Espiral
de Grano y las colinas Mendicantes llegaron a la
barriada desierta. Se extendió la noticia de que se
trataba de un sector fantasma, más allá del alcance del
Parlamento, donde los impuestos y las leyes eran tan
raros como los sistemas de alcantarillado. Toscas
estructuras de madera robada llenaban los suelos
vacíos. En las afueras de las calles nonatas, las chabolas
de hormigón y hierro corrugado aparecían como
ampollas de un día a otro. Los habitantes se extendían
como el moho. No había lámparas de gas para
subyugar a la noche, ni doctores, ni empleos, pero, en
diez años, la zona estaba cuajada de infraviviendas.
Adquirió un nombre, Salpicaduras, que reflejaba la
inconexa aleatoriedad de su urbanismo: todo aquel
poblado hediondo parecía un montón de heces llovidas
del cielo. El suburbio estaba más allá del alcance del
municipio de Nueva Crobuzon, y disponía de una poco
fiable infraestructura alternativa: una red de
voluntarios que actuaban como carteros e ingenieros
sanitarios, e incluso una especie de ley. Pero tales
sistemas eran, como mucho, ineficaces e incompletos.
Por lo general, ni la milicia ni nadie más acudía a
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