Page 243 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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El vehículo se detuvo.
—Hala, señores, aquí se acaba el viaje —dijo el
conductor.
Isaac y Lin desembarcaron. A un lado del taxi había
una hilera de limpias casas blancas, cada una con un
pequeño jardín delantero, casi todos ellos bien
mantenidos. La calle estaba adornada con pobladas
vainillas. Frente a las casas, al otro lado del taxi, había
un estrecho parque alargado, una franja de vegetación
de unos trescientos metros de anchura que se alejaba
hacia abajo, siguiendo la calle. Aquella enjuta tira de
hierba actuaba como tierra de nadie entre las educadas
casas de la Colina Vaudois, habitadas por burócratas,
doctores y abogados, y el caos desmoronado más allá
de los árboles, a los pies de la colina: Salpicaduras.
—No me extraña que Salpicaduras no sea el lugar
más popular, ¿eh? —suspiró Isaac—. Mira, les han
estropeado el paisaje a estas gentes tan agradables... —
lanzó una sonrisa perversa.
A lo lejos, Lin pudo ver que el límite de la colina
quedaba dividido por la línea Hundida. Los trenes
pasaban por un abismo horadado en el parque de la
ladera occidental. El ladrillo rojo de la estación del
Páramo se alzaba junto al lodazal que era Salpicaduras.
En aquel rincón de la ciudad, las vías pasaban apenas
sobre el nivel de las casas, pero no se necesitaba mucha
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