Page 262 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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                —Vamos,  viejo  cabrón,  capullo,  come  algo,  por  el

            amor de Jabber.


                El  ciempiés  yacía  inerte  sobre  un  costado.  Su  piel

            fláccida se agitaba en ocasiones y sacudía la cabeza, en

            busca de comida. Isaac se inclinó sobre él, le habló, lo


            pinchó con un palo. La criatura se sacudió incómoda

            antes de rendirse.


                Isaac se enderezó y arrojó el palo a un lado.

                —Has ganado —anunció al aire—. No podrás decir

            que no lo he intentado.


                Se  alejó  de  la  pequeña  caja,  llena  de  distintos

            alimentos mohosos.


                Las jaulas seguían apiladas sobre la pasarela elevada

            del  almacén.  La  discordante  sinfonía  de  chillidos,

            siseos y otros sonidos aviarios persistía, pero el número


            de criaturas había descendido. Muchas de las jaulas y

            nidos estaban abiertos y vacíos. Restaba menos de la

            mitad de los especímenes originales.


                Isaac  había  perdido  a  varios  de  sus  sujetos

            experimentales  a  manos  de  la  enfermedad;  otros  a

            peleas,  tanto  entre  distintas  especies  como  entre


            congéneres; y algunos por sus propias investigaciones.

            Varios  cuerpecitos  rígidos  seguían  clavados  en


            distintas posiciones en tableros repartidos por toda la

            pasarela.             Las        paredes             estaban            cuajadas            de




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