Page 269 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
P. 269
de los redrojos y los desahuciados, los débiles, que
habían caído antes de poder volar. Algunos estaban
muertos. La mayoría se arrastraba patética a uno u otro
lado. Se dispuso a limpiarlos.
—Tienes la ventaja de que eres (a) bastante hermoso;
y (b) bastante interesante, viejo cabrón —le dijo al
inmenso gusano enfermo mientras trabajaba—. No, no,
no me des las gracias. Solo considérame un
philanthrope. Y, además, no entiendo por qué no comes.
Eres mi proyecto —dijo, lanzando una carretada de
débiles criaturas trémulas a la calle—. No creo que
sobrevivas a esta noche, pero si serás cabrón que has
conseguido mi misericordia y mi curiosidad, así que
voy a hacer un último intento por salvarte.
Se produjo un estrépito escalofriante. La puerta del
almacén había sido abierta de golpe.
— ¡Grimnebulin!
Era Yagharek. El garuda estaba allí de pie bajo la
débil iluminación, con las piernas separadas y los
brazos pegados a su túnica. La forma abultada de sus
alas de madera se movía de forma poco realista a un
lado y a otro. No estaban bien sujetas. Isaac se apoyó
sobre la barandilla y frunció el ceño.
— ¿Yagharek?
— ¿Me has olvidado, Grimnebulin?
269

