Page 359 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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El constructo que había barrido el suelo de David y
Lublamai durante años parecía que por fin estaba
cediendo. Giraba y chirriaba mientras restregaba, se
concentraba en zonas arbitrarias del suelo, y las pulía
hasta dejarlas como joyas. Algunas mañanas tardaba
casi una hora en ponerse en marcha. Se quedaba
colgado en bucles del programa, lo que le hacía repetir
sin fin pequeños comportamientos.
Isaac había aprendido a ignorar sus quejidos
repetitivos y neuróticos. Trabajaba con las dos manos a
la vez. Con la izquierda, anotaba sus nociones en forma
diagramática. Con la derecha alimentaba ecuaciones en
las entrañas de su pequeña máquina calculadora
mediante las teclas rígidas y las tarjetas perforadas
insertadas en la ranura de programas, que metía y
sacaba a toda velocidad. Solucionaba el mismo
problema con distintos programas, comparando
respuestas, anotando las resmas de números.
Los innumerables libros sobre vuelo que habían
llenado sus estanterías habían sido reemplazados, con
la ayuda de Teparadós, por un número igual de tomos
sobre la teoría unificada de campos y la arcana
disciplina de las matemáticas de crisis.
Después de solo dos semanas de investigación, algo
extraordinario pasaba en la mente de Isaac. La
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