Page 361 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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descartado.

                Pero, a pesar de todo, sus ecuaciones se sostenían.

            Aterrado por el orgullo, buscó cualquier alternativa a


            creer  lo  que  cada  vez  era  más  evidente:  que  había

            solventado  el  problema  de  la  representación

            matemática, de la cuantificación de la energía de crisis.


                Sabía  que  tenía  que  hablar  de  inmediato  con  sus

            colegas, publicar sus hallazgos como «trabajo en curso»


            en  la  Revista  de  Física  Filosófica  y  Taumaturgia,  o  en

            Campo Unificado. Pero se sentía tan intimidado por lo

            que había descubierto que evitó esa ruta. Se dijo que


            quería  estar  seguro.  Tenía  que  tomarse  algunos  días

            más,  alguna  semana,  puede  que  un  mes  o  dos...


            Entonces podría publicar. No le diría nada a David ni

            a  Lublamai,  ni  a  Lin,  lo  que  era  más  extraordinario.

            Isaac  era  un  charlatán  dado  a  soltar  cualquier


            comentario, ya fuera científico, social u obsceno que se

            le pasara por la cabeza. No era precisamente conocido

            por su capacidad para guardar un secreto. Se conocía


            lo bastante como para reconocerlo, para comprender lo

            que          significaba:              que          estaba           profundamente

            angustiado,  y  más  aún  excitado,  por  lo  que  había


            descubierto.

                Revisó           el       proceso            de       descubrimiento,                   de


            formulación.  Se  dio  cuenta  de  que  sus  avances,  sus

            increíbles  saltos  teóricos  del  último  mes,  que




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