Page 365 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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la respiración, por el corazón o por cualquier otro
motivo. Tenía un aspecto saludable, como si estuviera
esperando.
A veces, al dejar caer los trozos de mierda onírica en
las ansiosas mandíbulas del ciempiés, Isaac se había
descubierto pensando en su propia experiencia con la
droga con una débil y pálida añoranza. No se trataba
de una ilusión de nostalgia. Isaac recordaba de forma
vivida la sensación de estar a la deriva rodeado de
inmundicia; de ser mancillado hasta el nivel más
profundo; del mareo desorientador, de la náusea; de la
confusión y el pánico por perderse en un revoltijo de
emociones, en una maraña; de confundir la mente de
otro con miedos invasores... Pero, a pesar de la
vehemencia de aquellos recuerdos, contemplaba los
desayunos del gusano con aire pensativo... quizá
incluso hambriento.
Se sentía muy perturbado por esas sensaciones.
Siempre había sido desvergonzadamente cobarde
respecto a las drogas. Como estudiante había habido
montones de aromáticos cigarrillos de hierba, por
supuesto, y de las risas inanes que los acompañaban.
Pero nunca había tenido estómago para nada más
fuerte. Aquellos rumores incipientes de un nuevo
apetito no hacían nada por acallar sus miedos. No sabía
lo adictiva que era la mierda onírica, pero se negaba del
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