Page 378 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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a Nueva Crobuzon, uno de los de la milicia había
muerto. Otro tenía tentáculos con pinchos allá donde
debían estar los ojos, y trozos del cuerpo de la científica
desaparecían todas las noches. No había sangre, ni
dolor, solo... suaves oquedades en el abdomen, o en el
brazo, o donde fuera. Se suicidó.
Isaac recordó la primera vez que oyó la anécdota,
contada por un heterodoxo profesor de Historia. Isaac
había investigado, siguiendo el rastro de notas al pie y
viejos periódicos. La Historia se había olvidado,
transmutada en chantaje emocional para los niños: «Sé
bueno o te mandaremos a Suroch, donde están los
monstruos». Tardó un año y medio en ver una copia
del ejemplar de Sacramundi, y otros tres antes de poder
pagar el precio que le pedían por ella.
Creyó reconocer algunos de los pensamientos que
brillaban casi invisibles bajo la piel impasible de
Yagharek. Eran las idas que todo estudiante
heterodoxo había tenido alguna vez.
—Yag —dijo Isaac con suavidad—, no vamos a
utilizar la Torsión. Podrías pensar «Aún usamos
martillos, y hay quien muere por su culpa». ¿Es así?
¿Eh? «Los ríos pueden desbordarse y matar a miles,
pero también mover turbinas hidráulicas ». ¿Sí? Confía
en mí: te habla uno que en su tiempo pensaba que la
Torsión era terriblemente emocionante. No es una
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