Page 384 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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—De nada. Me... me alivia oírte decir eso, Yag. Más
de lo que te puedas imaginar. No hablemos más de
ello. —Se aclaró la garganta y señaló el diagrama—.
Tengo algo fascinante que enseñarte, viejo.
En la luz polvorienta bajo la pasarela de Isaac, el
técnico de constructos Orriaben tanteaba las entrañas
de la limpiadora rota con un destornillador y un
soldador. Mantenía un silbido sin sentido, un truco que
no requería ni una fracción de su atención.
El sonido de la conversación allá arriba le llegaba
como el más leve murmullo de un bajo, salpicado por
una ocasional voz cascada. Miró hacia la pasarela un
instante, sorprendido ante aquella segunda voz, pero
regresó rápidamente al asunto que lo ocupaba.
Un breve examen de los mecanismos del motor
analítico interno de la máquina le confirmó el
diagnóstico básico. Aparte de los habituales problemas
de articulaciones rotas, el óxido y los contactos
gastados, propios de la edad y que podían arreglarse
con facilidad, el constructo había contraído alguna
clase de virus. Una tarjeta de programas mal
introducida o un engranaje mal calibrado dentro del
motor de inteligencia a vapor habían provocado que
las instrucciones se retroalimentaran en un bucle
infinito. Actividades que el constructo nunca hubiera
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