Page 387 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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programas  cuidadosamente  escogidos  en  la  ranura,

            todos  en  su  orden  determinado,  pulsó  una  breve

            secuencia de botones en el teclado numérico conectado


            al motor analítico de la limpiadora.



                Cerró la tapa del motor y volvió a sellar el cuerpo.


            Reemplazó  los  tornillos  retorcidos  que  sujetaban  la

            compuerta y descansó un instante las manos sobre el


            cuerpo sin vida del constructo. Lo enderezó, lo situó

            sobre sus patas y recogió las herramientas.

                Se acercó al centro de la estancia.


                —Um... disculpe, señor—gritó.

                Se  produjo  un  momento  de  silencio,  antes  de  que


            llegara desde arriba la voz atronadora de Isaac.

                — ¿Sí?

                —  Ya  he  terminado.  No  debería  dar  problemas.


            Dígale al señor Serachin que cargue la caldera un poco

            y  que  después  lo  encienda  otra  vez.  Encantador

            modelo viejo, el EKBW.


                — Sí, estoy seguro —fue la respuesta. Isaac apareció

            en  la  barandilla—.  ¿Hay  algo  más  que  tenga  que

            decirme? —preguntó impaciente.


                —No, ya está todo. En una semana le enviaremos la

            factura al señor Serachin. Adiós.


                —Vale, adiós, muchas gracias.

                —De nada, señor —comenzó el hombre, pero Isaac




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