Page 386 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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en  el  generador  para  alimentar  el  mecanismo  de

            recepción  del  cerebro  metálico.  Los  programas  se

            cargaban  en  la  memoria,  para  ser  actualizados


            mediante los procesadores del constructo cuando este

            se encendía. Deslizó rápidamente una primera tarjeta,

            después otra, y otra, por la abertura. Sintió el traqueteo


            de  los  dientes  y  los  muelles,  rotando  a  lo  largo  del

            tablero  rígido,  hasta  encajar  en  las  pequeñas


            perforaciones  que  se  traducían  en  instrucciones  o

            información.  Hacía  una  pausa  entre  tarjeta  y  tarjeta

            para  asegurarse  de  que  los  datos  se  cargaban


            correctamente.

                Barajó  su  pequeño  mazo  como  un  profesional,


            sintiendo  los  minúsculos  movimientos  del  motor

            analítico a través de las puntas de los dedos de su mano

            izquierda. Estaba al acecho de entradas defectuosas, de


            dientes  rotos  o  bloqueados,  de  zonas  móviles  mal

            engrasadas  que  pudieran  corromper  o  bloquear  sus

            programas.  Todo  estaba  en  orden.  No  pudo  evitar


            lanzar un siseo triunfante. El virus del constructo era

            resultado              exclusivo              de        la       retroalimentación

            informativa,  no  de  un  defecto  físico.  Eso  significaba


            que  tenía  que  leer  todas  las  tarjetas  que  el  técnico

            suministraba a la máquina y cargar las instrucciones y


            la información en el sofisticado cerebro de vapor.

                Cuando  hubo  introducido  cada  uno  de  los




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