Page 517 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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¡Una maldita pista!
David parecía totalmente espeluznado.
— ¿El Parlamento? —dijo, con un susurro
ahogado—. ¿Estamos hablando del puto Parlamento?
Oh, por Jabber, ¿tienes idea de la escala de la mierda en
la que estamos metidos? ¿Qué coño significa «
¡Fantástico!», pedazo de gilipollas? ¡Eh, genial! ¡Vamos
al Parlamento a pedirles una lista de todos los del
secreto departamento de Investigación y Desarrollo
cuyo nombre comience por B, y luego los buscamos
uno por uno y les preguntamos si saben algo de una
cosa voladora que deja a sus víctimas en coma, a ver si
saben cómo capturarlas! Estamos apañados.
Nadie habló. El sinsabor inundó toda la nave.
En su esquina suroeste, la Ciénaga Brock se
encontraba con la Aduja, un denso nudo de
oportunistas, delincuentes y arquitectura de decadente
esplendor encajado en un rizo del río.
Hacía poco más de doscientos años, la Aduja había
sido un centro urbano para las principales familias. Los
Mackie‐Drendas y los Turgisadys; los Dhrachshachet,
los financieros vodyanoi fundadores de la Banca
Drach; Sirrah Jeremile Carr, la agricultura mercante;
todos habían tenido grandes casas en las amplias calles
de la zona.
Pero la industria había explotado en Nueva
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