Page 58 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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dedos retorcidos, como una jaula marfileña de tamaño
divino.
Había planes para llenar aquella plaza, para
construir oficinas y viviendas en la vieja cavidad
pectoral, pero nunca se habían concretado.
Las máquinas empleadas en el lugar se rompían con
facilidad y se perdían. El cemento no fraguaba. Algo
impío en aquellos huesos exhumados liberaba a la
gravera de cualquier molestia permanente.
A más de quince metros bajo los pies de Lin, los
arqueólogos habían encontrado vértebras del tamaño
de casas, una columna que fue silenciosamente
enterrada de nuevo después del enésimo accidente en
el lugar. No se hallaron ni miembros, ni caderas ni
cráneos gargantuescos. Nadie podía decir qué suerte
de criatura había caído allí y perecido hacía milenios.
Los mugrientos artistas que trabajaban sobre las
Costillas se especializaban en diversas interpretaciones
horripilantes del Gigantes Crobuzon: bípedo y
cuadrúpedo, humanoide, con colmillos, con cuernos,
alado, pugnaz o pornográfico.
El mapa de Lin la dirigía hacia una callejuela
anónima en el lado sur de las Costillas. Se abrió paso
hasta una calle silenciosa donde encontró los edificios
negros que le habían indicado; era una hilera de casas
oscuras y desiertas, todas salvo una con umbrales
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