Page 559 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Todas las semanas abrían nuevas y elegantes tiendas
en medio de la confusión: enormes almacenes que
ocupaban tres plantas de lo que habían sido mansiones
nobiliarias; otros menores, algo más que
establecimientos prósperos, con escaparates donde se
exhibía lo último en productos de gas, intrincadas
lámparas de bronce, encajes de extensión a válvulas,
pastilleros de lujo, ropas a medida.
En los ramales menores que se extendían desde estas
enormes calles como capilares, los despachos de
abogados y doctores, actuarios, apotecarios y
sociedades benévolas competían con los clubes
exclusivos. Los patricios patrullaban esas calles con
trajes inmaculados.
Apartadas en esquinas más o menos oscuras del
Cuervo, las bolsas de penuria y arquitectura malsana
eran juiciosamente ignoradas.
Hogar del Esputo, al sureste, quedaba bisecado
desde arriba por el tren elevado que conectaba la torre
de la milicia en la Ciénaga Brock con la estación de
Perdido. Era parte de la misma zona bulliciosa de Shek,
una cuña de tiendas y casas menores construidas en
piedra y remendadas con ladrillo. Hogar de Esputo
albergaba una industria crepuscular: la reconstrucción.
Allá donde el barrio se encontraba con el río, las
fábricas de castigo subterráneas emitían alaridos
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