Page 564 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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tranquilidad en el laberinto. David tomó su empedrado
con un débil temblor. En las puertas de aquellos
establecimientos había hombres. Aguardaban pesados
y hoscos, con trajes baratos, y vetaban al miserable que
se acercaba a ellos.
David se dirigió a una de las puertas. El enorme
portero lo detuvo con una mano impasible en el pecho.
—Me ha enviado el señor Tollmeck —musitó David.
El hombre lo dejó pasar.
En el interior, la pantalla de las lámparas era gruesa
y sucia. El recibidor parecía glutinoso con aquella luz
del color de las heces. Detrás de un escritorio esperaba
una mujer seria de mediana edad, ataviada con un traje
floral que encajaba con las pantallas. Miró a David a
través de unos anteojos de media luna.
— ¿Es usted nuevo en nuestro establecimiento? —
preguntó—. ¿Tiene cita?
—Tengo reservada la habitación diecisiete a las
nueve en punto. Orrel —dijo David. La mujer enarcó
ligeramente las cejas e inclinó la cabeza. Consultó el
libro que tenía enfrente.
—Ya veo. Llega... —consultó el reloj de la pared—.
Llega diez minutos antes, pero ya puede ir subiendo.
¿Conoce el camino? Sally le está esperando. —Levantó
la mirada y le lanzó un (horrendo, monstruoso) guiño
cómplice y una sonrisa. David se sintió asqueado.
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