Page 562 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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tejados de los establecimientos. Salpicados por las
pequeñas tiendas generales que incluso allí atendían
las necesidades diarias, los aún elegantes edificios del
distrito quedaban iluminados por lámparas de gas que
brillaban tras los tradicionales filtros rojos. En algunos
umbrales, las jóvenes con corpiños ajustados llamaban
dulces al tráfico peatonal. Las calles estaban menos
llenas que en la ciudad exterior, pero en absoluto
vacías. Casi todos los hombres iban bien vestidos.
Aquella mercancía no era para los indigentes.
Algunos varones mantenían la cabeza alta, pugnaz.
Casi todos caminaban como David, precavidamente
solos.
El cielo era cálido y sucio. Las estrellas brillaban
confusas. Del aire sobre la línea de los tejados llegaba
un susurro, después una ráfaga de viento al pasar una
cápsula por encima. Era una ironía municipal que
sobre el mismo centro de aquel pozo de carne se
extendiera el tren aéreo de la milicia. En raras
ocasiones, los soldados asaltaban las corrompidas y
suntuosas casas del barrio bajo, pero, por lo general
mientras se realizaran los pagos y la violencia no
salpicara más allá de las habitaciones protegidas por
ese dinero, la milicia se mantenía alejada.
Las corrientes nocturnas trajeron con ellas algo
enervante, una pulsátil sensación de inquietud. Algo
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