Page 575 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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tenemos ningún interés en disponer de él. Pero puede

            que necesitemos su ayuda. Por supuesto, tienes razón.

            Hay un círculo que cuadrar, contactos que hacer, y tú


            no estás en posición de lograrlo. Nosotros sí... con la

            ayuda de Isaac. Tendrás que mantenerte en contacto.

            Recibirás             instrucciones               escritas.          Asegúrate              de


            obedecerlas. Por supuesto, no tengo que insistir en este

            punto,  ¿no  es  así?  No  aseguraremos  de  que  der


            Grimnebulin  no  sepa  de  dónde  procede  nuestra

            información. Puede que no actuemos en algunos días,

            pero  no  te  asustes.  Es  asunto  nuestro.  Solo  cierra  la


            boca y trata de que der Grimnebulin siga haciendo lo

            que esté haciendo. ¿De acuerdo?


                David  asintió  desdichado  y  esperó.  El  hombre  lo

            miró con severidad.

                —Eso es todo —dijo—. Puedes marcharte.


                Con  celeridad  culpable,  agradecida,  David  se

            incorporó  y  corrió  hacia  la  puerta.  Sintió  como  si

            nadara  en  fango,  mientras  su  propia  vergüenza  lo


            engullía  como  un  mar  de  flema.  Ansiaba  alejarse  de

            aquella  habitación  y  olvidar  lo  que  había  dicho  y

            hecho, no pensar en las monedas y los billetes que le


            mandarían, pensar solo en la lealtad que sentía hacia

            Isaac, explicarle que todo era para mejor.


                El  otro  hombre  abrió  la  puerta  frente  a  él,

            liberándolo, y David se apresuró agradecido, corriendo




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