Page 612 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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muy, muy peligroso. —Se retiró un poco y la valoró
mientras se retorcía—. Vamos a traer al señor der
Grimnebulin para que dé cuenta de su robo. ¿Cree que
vendrá si le ofrecemos a usted?
La sangre comenzaba a secarse en las mangas de la
camisa de Lin. Trató de nuevo de realizar unas señas.
—Tendrá la ocasión de explicarse, señorita Lin —dijo
Motley, de nuevo calmado—. Puede que sea usted su
compinche en el robo, puede que no tenga ni idea de lo
que le hablo. Mala suerte para usted, debo decir. No
permitiré que esto quede así. —Observó cómo trataba
desesperada de hablarle, de explicarse, de liberarse.
Sus brazos comenzaban a sufrir espasmos. El cacto
los estaba insensibilizando. Mientras Lin sentía
zumbar su cabeza por el dolor constrictor, oyó el
susurro del señor Motley.
—No soy un hombre compasivo.
En el exterior de la Facultad de Ciencias de la
Universidad, la plaza bullía de estudiantes. Muchos
vestían las togas negras oficiales; algunas almas
rebeldes se las quitaban en cuanto abandonaban el
edificio.
Entre la marea de figuras había dos hombres
inmóviles, apoyados contra un árbol, ignorando la
savia pegajosa. Había mucha humedad y uno de ellos
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