Page 614 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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tirado por un incómodo y peludo bípedo de la tundra

            septentrional,  que  caminaba  sobre  unas  patas

            articuladas como las de un pájaro. Vermishank alzó el


            brazo y el taxista trató de maniobrar el vehículo hacia

            él. Los perseguidores aceleraron el paso.

                —  ¡Monty!  —tronó  el  más  grande  mientras  le


            palmeaba el hombro. Vermishank se giró alarmado.

                —Isaac —vaciló. Sus ojos buscaron ansiosos el taxi,


            que seguía acercándose.

                —  ¿Cómo  estás,  viejo?  —le  gritó  Isaac  al  oído

            izquierdo. Por debajo, Vermishank pudo oír otra voz


            susurrando a su derecha.

                —Lo que tienes en el estómago es un cuchillo, y te


            destriparé como a un pescado de mierda si se te ocurre

            respirar siquiera de un modo que no me guste.

                —Qué  suerte  encontrarme  contigo  —vociferaba


            Isaac jocoso, llamando al taxi. El conductor musitó y se

            acercó.

                —Intenta escapar y te rajo. Y si lo consigues, te meto


            una  bala  en  la  cabeza.  —La  voz  estaba  llena  de

            desprecio.

                —Oye,  vamos  a  mi  casa  a  tomar  un  trago  —dijo


            Isaac—.  A  la  Ciénaga  Brock,  por  favor.  La  Vía  del

            Remero. ¿Lo conoce? Bonito animal, por cierto. —Isaac


            mantenía  la  corriente  constante  de  sinsentidos

            mientras entraban en el carruaje cerrado. Vermishank




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