Page 740 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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excepto Isaac y sus compañeros, aguardaba en calma

            sobrenatural.  El  científico  sentía  esa  quietud

            extraordinaria, la espera intemporal, como una especie


            de frío.

                Tembló ante la paciencia colectiva de aquella tierra

            de derrubio.


                El suelo tembló.

                Al  instante,  los  humanos  en  la  esquina  del  claro


            cayeron de rodillas, ignorando los restos puntiagudos

            a sus pies. Rendían obediencia murmurando complejos

            cánticos  al  unísono,  trazando  sagrados  movimientos


            de manos, como ruedas interconectadas.

                Los  constructos  se  movieron  ligeramente  para


            ajustar su posición, pero permanecieron en pie.

                Isaac y sus compañeros se acercaron un poco más los

            unos a los otros.


                — ¿Qué hostias es eso? —susurró Lemuel.

                Se produjo otro temblor subterráneo, una sacudida,

            como si la tierra quisiera deshacerse de la basura que


            se  amontonaba  sobre  ella.  En  la  pared  norte  de

            desechos, dos enormes luces se encendieron en terrible

            silencio. La concurrencia quedó clavada por la fría luz,


            que se proyectaba en focos tan concentrados que nada

            se  derramaba  por  sus  bordes.  Los  humanos


            murmuraron  y  trazaron  sus  símbolos  con  aún  más

            fervor.




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